“Os quiero contar mi historia. Acababa de llegar a Madrid hacía muy poco tiempo, sin conocidos y con el sabor en la boca aún de un desastroso y nefasto juicio por una modificación de medidas con una abogada de oficio de mi comunidad, que no solo me hizo sentir un abandono total, un completo desamparo y una sensación de indefensión absoluta, la confianza en este tipo de profesional era nula.
Navegando di por pura casualidad con un artículo sobre las claves para encontrar un buen abogado matrimonialista en Madrid, y en él pude apreciar que la persona que lo escribiera era el tipo de abogado que yo buscaba para que llevase mi caso; reflejaba franqueza, claridad, cercanía, vocación... Pedí que me atendiera la persona que lo firmaba, una de las abogadas del bufete.
Desde el primer momento me sentí cómoda, yo que tenía prefijada una valoración negativa de esa reunión, que cambió totalmente al apreciar el espíritu de lucha que emanaba de la abogada. Me encandiló la claridad con la que me hablaba, la franqueza y el apoyo que me prestó desde el minuto 1.
Más adelante se unió al caso Pablo Espinosa, del que tengo que elogiar su conocimiento de las leyes que quedó patente en el escrito de contestación a la abogada de la parte contraria. Esta contestación llevó incluso a elogios por parte de dicha abogada hacia Pablo; su entusiasmo, y empatía fue un gran puntal en momentos muy duros que se dieron durante todo el proceso.
Nuestro caso no era sencillo y la suerte no parecía querer acompañarnos a medida que avanzábamos. Aunque la leyes estaban de nuestra parte no se vislumbraba un final feliz. Mi plena confianza en ellos y su trabajo me hizo decidirme por llegar hasta el final, fuese cual fuese el resultado...y no me arrepiento de ello, ni de un segundo empleado con ellos, viendo su dedicación, tenacidad, espíritu de lucha, vocación, perspicacia...que pusieron a mi disposición durante todo el caso.
La suerte me acompañó cuando di con ellos de casualidad; de abogado-cliente pasamos a ser compañeros de una misma lucha. En el juicio la abogada del despacho estuvo espléndida. Llevaba el caso muy bien fundamentado: durante el proceso del juicio, estuvo ágil en los detalles, perspicaz en los interrogatorios, tenaz con los detalles, luchando por el caso hasta el último momento, y la argumentación final... ¡Dios! fue merecedora de una ovación, impropio en dicha situación claro; se me saltaban las lágrimas al ver su ímpetu y fiereza en su lucha por el caso, llegando a obnubilar la argumentación final del abogado contrario, que quedó como un pelele. La razón de llevar a juicio este procedimiento de impagos pasó a ser secundaria tras el resultado del trabajo realizado durante todos estos meses.
Nos merecemos ganar pero para mi ya gané lo que no se puede pagar con dinero: un trabajo bien realizado, el conocer a unos profesionales de lo mejor que se puede hallar, que saben compaginar a la perfección su faceta humana con la profesional sin perder la perspectiva, y que se dejaran la piel por el cliente y el caso. Eso es inmejorable.
GRACIAS POR VUESTRO IMPECABLE TRABAJO Y APOYO EN TODO MOMENTO.
Un gran abrazo . Mónica T.”